La cena era para los romanos la principal comida del día. Las otras comidas eran el ientáculum (el desayuno) y el prándium (un pequeño almuerzo al mediodía)
Los más ricos disfrutaban de banquetes convertidos en símbolos de ostentación y exhibición del rango y jerarquía y en herramienta de influencia y adulación donde se ejercía el arte de la conversación.
Las cenas en los banquetes constaban de muchos platos elaborados, fruta y una buena cantidad de vino del que se consumían distintas variedades: con miel, dulces y secos. Al vino en muchas ocasiones se les añadía agua debido a lo fuerte que podían llegar a ser. La cena tenía tres partes:
- Gustatio: Eran platos ligeros y aperitivos, como las aceitunas, acompañados de un vino con miel llamado mulsum.
- Primae mensae: Eran los platos fuertes y lo llegaban a formar hasta siete platos de aves, pescado y carne. La presentación de los platos era muy importante.
- Secundae mensae: Pasteles, nueces y fruta, como uvas, dátiles, granadas y manzanas.
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