Orfeo
Hijo de Apolo y de la musa Clío, o según otra versión de Eagro, rey de Tracia, y de la musa Calíope.
Participó en la expedición de los argonautas, donde evitó con las notas de su lira y con sus cantos, que Jasón y sus compañeros fuesen atraídos por los conjuros y hechizos de las sirenas.
Cuenta una tradición que Orfeo hubo de bajar al Hades para rescatar a su esposa y subirla de nuevo a la tierra. Eurídice, su mujer, había fallecido a consecuencia de la picadura de una serpiente. Orfeo embelesó a Hades (Plutón) y a su esposa Perséfone, soberanos de los mundos de ultratumba, con los sones de su lira y con sus deliciosos cantos, consintiendo estos en que se llevase a su mujer, a condición de que mientras estuviese atravesando las zonas de tinieblas no volvería la vista hacia atrás, antes de llegar a la tierra. Orfeo no pudo vencer la curiosidad y volvió la cabeza, lo que hizo que su mujer volviera a los Infiernos para la eternidad.
Una leyenda asegura que Orfeo murió a manos de las basárides, que destrozaron su cuerpo y dispersaron los miembros. Las musas los recogieron y los enterraron en Libertes (Tracia), y se decía que en su tumba cantaban los ruiseñores mejor que en ningún otro sitio. Su lira fue convertida en constelación por Zeus. También se decía que los arrojaron al río, desde donde fueron a parar al mar, y una vez allí fueron mecidos y empujados por las olas hasta la isla de Lesbos, donde se decía que era la causa de que allí nacieran los mejores poetas.
Sus fieles y seguidores crearon la filosofía que lleva su nombre filosofía órfica.
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