Ninfas

Según Hesíodo nacieron de la sangre derramada por Urano cuando lo mutiló su hijo Cronos, mientras que Homero afirmaba que eran hijas de Zeus.

Originariamente, la palabra ninfa designaba a las jóvenes que pasaban por la pubertad.

Las ninfas eran divinidades de segundo orden, la mayoría de culto local, que tenían entre otras capacidades la de predecir el futuro, así como la de curar mediante plantas mágicas o medicinales, o bien otorgando poderes y virtudes curativas a las fuentes, manantiales, plantas o árboles o cuevas, donde moraban.

Puede decirse que eran seres femeninos de la naturaleza, que personificaban y favorecían todas sus actividades vitales. Las principales eran las náyades (ninfas de los ríos y otras fuentes de agua dulce), nereidas y oceánidas (ninfas marinas), oréades (ninfas de los montes), hamadríades (ninfas de los bosques y árboles), melíades (ninfas de los fresnos), hespérides (ninfas de Occidente o del Ocaso).