Después del fracasado levantamiento que el rey Sedecías había realizado contra la dominación babilónica parte de su pueblo había sido deportado a Babilonia, donde a pesar de dicha deportación no fueron tratados como esclavos sino que pudieron continuar viviendo en sus comunidades familiares y recibieron el estatuto de trabajadores libres, pudiendo cultivar tierras, casarse y comerciar, aunque tenían prohibido su culto religioso.
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Deportación de los judíos a Babilonia |
Si bien una parte de los judíos sí volvió al reino de Judá, convertido en la provincia persa de Jehud gobernada por Zorobabel, otra parte decidió permanecer en Babilonia que con el paso del tiempo se convertiría en el centro cultural del judaísmo.