Fue la guerra entre Roma y Tarento en el año 281 a.C. la excusa perfecta para que el rey Pirro de Epiro, que ascendió al trono en al año 295 a.C. después de envenenar a Neoptólemo II, pudiera poner en marcha su plan de conquista de Italia, Sicilia y África.
Pirro |
En el 281 a.C. desembarcó en Italia al frente de 25.000 soldados entrenados en la técnica de la falange y con elefantes.
En Heraclea, en el año 280 a.C. fue cuando se enfrentaron a las legiones romanas que, a pesar de quedar desconcertados por los elefantes, infringieron graves pérdidas al ejército de Pirro.
"Una victoria más como ésta y estamos perdidos" (Pirro)
En el año 278 a.C. se produjo una nueva victoria pírrica en Ausculum a pesar de la cual no pudieron obligar a los romanos a firmar un tratado de paz.
Abandonando temporalmente Italia se trasladó a Sicilia de la que casi expulsó a los cartagineses con la ayuda de los griegos sicilianos. A pesar de la victoria militar regresó a Italia (año 276 a.C.) después de que la población de la isla se pusiera en su contra debido a los abusos de los vencedores.
Tras su regreso a Italia y después de una nueva batalla cerca de Benevento (año 274 a.C.) quedó convencido de la superioridad táctica de las legiones romanas, reembarcando rumbo a Grecia y abandonando definitivamente Italia.
Ruta de Pirro y su ejército |
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